Agua y Aceite

Decidir con quien debemos compartir nuestra vida es una decisión de extrema importancia para el ser humano ya que con la misma nos jugamos el futuro. Es por eso que Dios hace énfasis através de toda la Biblia sobre este asunto. Para Dios era y es muy importante con quien sus hijos comparten su vida, leamos varios pasajes al respecto.

Y Abraham dijo a su siervo, el más viejo de su casa, que era mayordomo de todo lo que poseía: Te ruego que pongas tu mano debajo de mi muslo, y te haré jurar por el SEÑOR, Dios de los cielos y Dios de la tierra, que no tomarás mujer para mi hijo de las hijas de los cananeos, entre los cuales yo habito; sino que irás a mi tierra y a mis parientes, y tomarás mujer para mi hijo Isaac.

Génesis 24:2-4 Abraham sabia que su hijo no podía casarse con una mujer cananea ya que estas no compartían las costumbres y creencias de su hijo y lo que podían hacer era alejarlo de la promesa de Dios que había sobre su vida, aparte de que seria unirse a los pueblos que Dios ya había descartado y los consideraba sus enemigos.

…No harás alianza con ellos ni te apiadarás de ellos. Y no contraerás matrimonio con ellos; no darás tus hijas a sus hijos, ni tomarás sus hijas para tus hijos. Porque ellos apartarán a tus hijos de seguirme para servir a otros dioses;

Deuteronomio 7:2b-4a En el libro de Deuteronomio Dios le ordena al pueblo primeramente que no hicieran alianza con los pueblos de la tierra de Canaán ni se apiadaran de ellos, segundo que no se casasen con ellos y tercero que no permitieran a sus hijos hacerlo tampoco. El por que era bien sencillo, la unión con estos apartarían a los Israelitas de Dios.

Veamos que dice la Biblia en el nuevo testamento.

No estéis unidos en yugo desigual con los incrédulos, pues ¿qué asociación tienen la justicia y la iniquidad? ¿O qué comunión la luz con las tinieblas?

2da Corintios 6:14

En esta segunda carta a los Corintios Pablo le indica a los cristianos a no unirse a los no creyentes en cualquier tipo de relación ya que no hay similitud entre ambas partes. Esta instrucción la podemos llevar a cualquier tipo de unión. La podemos aplicar en una relación de noviazgo, matrimonial, de negocios y hasta de amistad.

Ahora bien, quiero traer a balance este asunto respecto a dos áreas en particular, primeramente las relaciones matrimoniales. Si bien es cierto que un cristiano no debe unirse a un no cristiano en matrimonio, pudiera darse el caso que ninguno fuera cristiano y ahora una de los dos lo es. Esto no da el derecho a salir corriendo a divorciarte ya que la palabra dice los siguiente.

Pero a los demás digo yo, no el Señor, que si un hermano tiene una mujer que no es creyente, y ella consiente en vivir con él, no la abandone. Y la mujer cuyo marido no es creyente, y él consiente en vivir con ella, no abandone a su marido. Porque el marido que no es creyente es santificado por medio de su mujer; y la mujer que no es creyente es santificada por medio de su marido creyente; de otra manera vuestros hijos serían inmundos, mas ahora son santos. Sin embargo, si el que no es creyente se separa, que se separe; en tales casos el hermano o la hermana no están obligados, sino que Dios nos ha llamado para vivir en paz. Pues ¿cómo sabes tú, mujer, si salvarás a tu marido? ¿O cómo sabes tú, marido, si salvarás a tu mujer?

1ra Corintios 7:13-16

Segundo, las amistades. Verdaderamente las amistades van y vienen, pero hay amistades que permanecen y como dice el libro de proverbios 18:24 “…pero hay amigo más unido que un hermano.” Y me atrevo a parafrasear a Pablo diciendo, ¿cómo sabes tú, cristiano, si salvarás a tu amigo?

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